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jueves, 19 de febrero de 2015

RESUMEN Y ESTRUCTURA DEL JARDÍN DE SENDEROS QUE SE BIFURCAN






Por Carlos Valdés Martín


El relato escrito en 1941, dio nombre a la colección de cuentos y pronto fue reeditada bajo la colección Ficciones, que es más fácil conseguir. A continuación se expone la estructura literaria de este magistral relato de Jorge Luis Borges y las investigaciones para aclarar acontecimientos históricos bajo este Jardín de senderos que se bifurcan.

Sinopsis
Durante la Primera Guerra Mundial[1] un espía chino, Yu Tsun, al servicio de los alemanes, opera en una provincia británica. Tras un párrafo exponiendo planes de batalla británicos en el frente francés que sufrieron un contratiempo, se indica que existe una nueva luz sobre ese retraso militar. La explicación consiste en la confesión del propio Yu Tsun, ya prisionero, a partir de la segunda página de su revelación. Advierte que un socio espía acaba de ser descubierto y muerto por un capitán irlandés, Madden, y está cierto que su propio arresto sobrevendrá de modo inminente. Entonces idea un plan desesperado para transmitir a su Jefe alemán la información sobre la ciudad donde deben efectuarse los bombardeos. Con apremio encuentra en la guía telefónica el modo de transmitir su mensaje al exterior y se embarca en un tren hacia Fenton. Con el capitán tras su pista, el chino viaja hasta la casa de Stephen Albert y es muy bien recibido por el sabio sinólogo, quien se alegra al descubrir su parentesco con el legendario Ts’ui Pên, autor del Jardín de senderos que se bifurcan, una novela china caótica y  antes de él incomprendida. El sinólogo le revela al espía el contenido filosófico y maravilloso de lo legado por su antepasado, al haber armado un laberinto que descifraba el enigma del tiempo bifurcándose. Por la evocación con ese pasado y motivado para terminar su plan, el chino mata a Stephen Albert con un revolver de una sola bala. Después él queda apresado y condenado a la horca. Al terminar su confesión, Yu Tsun se expresa abrumado por su destino que ya carga los múltimples tiempos bifurcados: “No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contrición y cansancio.”

Contexto de la primera parte
Lidden Hart. Este relato comienza con eventos militares, un autor y su libro histórico. El autor de nombre Basil Lidden Hart fue un militar inglés, escritor y estudioso de la estrategia, aunque nacido en París. Su obra era reconocida por su adelanto sobre el tema de la guerra mecanizada y el papel de los tanques, previendo lo que vendría con la guerra relámpago, la cual fue más aprovechada por los alemanes que por su propio bando. Como guiño curioso de la anécdota, durante la 2° Guerra, ese autor fue sospechoso de germanofilia, puesto bajo vigilancia y hasta en algún nivel del gobierno británico hubo intención para detenerlo, aunque el asunto nunca se concretó.
Batalla de Albert y Somme. El libro que cita Borges al inicio es un texto existente: Historia de la guerra europea, el cual conoció. La ofensiva a la que se refiere representa el primer episodio de la muy importante Batalla de Somme, cuyo primer episodio antaño se denominó Batalla de Albert, por el nombre de la ciudad desde la cual avanzaron las tropas. Ese episodio fue protagonizado por una arremetida anglo-francesa y enfrentó una fiera defensa alemana, en la región alrededor del río Somme; con una conflagración que se prolongó por meses y se estima reportó cerca de un millón de bajas entre ambos bandos.
El detalle de fechas discordantes. En el cuento se habla de un retraso en la ofensiva del 24 al 29 de julio, cuando la historia reporta que el avance comenzó antes el 1° de julio de 1916 y el texto inglés de Liddell informa un aplazo por el clima[2]. Este detalle lo observa, Moreno Rey pero no intenta ninguna explicación[3]; otras fuentes indican la demora a motivos del clima y logísticos, no por bombardeos alemanes, más bien indican que la aviación alemana fue diezmada previamente a la ofensiva. En un relato de ficción sobre tiempos alternos, resulta permisible una alteración de fechas, pero debería provocar más curiosidad, al menos como la mostrada por Balderston[4].
Albert, la ciudad. También es cierto, que en término generales la ruta del movimiento inglés implica partir desde la ciudad francesa llamada Albert en dirección de Baupome, pero los enfrentamientos fueron en un amplio frente de trincheras y bosques que abarcó una enorme extensión. Contrariando la trama del cuento las fechas no coinciden con exactitud respecto del primer mes de la batalla. Esa conflagración inició con una ofensiva inglesa el 1° de julio de 1916 y lo relatado sobre una ofensiva del 24 de ese mes no resulta preciso. Tampoco parece haber acontecido nada relevante de un supuesto bombardeo alemán sobre la ciudad de Albert que hubiese dificultado en especial a las fuerzas inglesas, aunque todo el frente de trincheras se convirtió en un infierno y con masacres continuas.
Guerra de trincheras: el laberinto del horror. Otro contexto irónico es que la trama de las trincheras masivas y hostiles del frente de guerra era una especie de laberinto sin solución y una trampa mortal. En el contexto del cuento esa relación entre el laberinto de trincheras y la idea misma del laberinto no la encuentro de modo explícito, pero sí hay interpretaciones[5].
Espionaje entre potencias militares. La Primera y Segunda Guerra Mundial fueron escenarios clásicos del espionaje entre las grandes potencias. Para el curso de las guerras se ha atribuido enormes contribuciones del espionaje, aunque también hay ejemplos de la inutilidad de la información obtenida. Asimismo se ha comentado sobre las persecuciones falsas y la hostilidad infundada contra personajes acusados sin fundamento, representadas por el infame caso Dreyfuss[6] y el ajusticiamiento de Mata Hari.

Análisis de los personajes principales
Yu Tsun. El personaje chino, Yu Tsun como antecedente dictó clases en una Hochschule (escuela superior en alemán) de Tsingtao, el nombre tradicional de un puerto y fuerte que fue colonia alemana en China hasta la 1ª Guerra Mundial, cuando cayó a manos de una coalición anglo-japonesa. La toma de esa ciudad puerto ocurrió también en el año 1916 y resultó relativamente sencilla ante la superioridad numérica de los aliados y el aislamiento de esa posición germana. La existencia de un enclave colonial en China explica cómo sucede ese extraño enrolamiento del protagonista chino en el bando alemán. Su actuación parece fría, aunque acosado por miedos, con decisiones rápidas y, al final, con cargos de conciencia a nivel hasta metafísico. Sus motivaciones parecen ser una reivindicación de su ego ante un lejano jefe y un deseo de demostrar su valía, y simultáneamente, desprecia la existencia de los demás, incluso cuando le han mostrado algo extraordinario.
Richard Madden. El nombre del perseguidor de los espías Richard Madden, parece una alusión juguetona hacia un escritor y abolicionista irlandés del s. XIX, Richard Robert Madden, aunque también podría entroncarse con otras evocaciones[7]. Ese escritor fue un personaje curioso, que se hizo famoso por sus viajes al Oriente Medio durante un periodo en que resultaban proezas ante la dificultad para confundirse dentro de territorios hostiles. También fue conocido por su recopilación de aspectos históricos de Irlanda, cuando ese país estaba totalmente bajo la Corona Inglesa. Existe un muy curioso texto de Madden sobre el genio literario, donde hace una indagación sobre su “debilidades”, The infirmities of Genius Illustrated… El cual parece ser un texto muy divertido en retrospectiva. En paralelismo irónico, el Madden real fue un “perseguidor” de los “genios” de las artes y ciencias para descubrir sus debilidades y caracteres típicos. Otra referencia al personaje irlandés posee un tono más dramático, pues en abril ese mismo año 1916 ocurrió una sublevación republicana en Dublín denominada Alzamiento de Pascua[8], pronto aplastada por los británicos. En el relato queda señalada una sospecha sobre el capitán Madden por ser irlandés, y la captura o muerte de los espías le caía como anillo al dedo ante sus superiores ingleses.
El Jefe de Yu Tsun. Permanece en la sombra un Jefe del espionaje de Alemania hacia quien el protagonista debe enviar un mensaje desesperado. El socio del espía ha sido descubierto y muerto por el perseguidor Madden, y eso obliga a idear una salida inusual que permita informar al Jefe que la ciudad a atacar en la guerra es Albert, de ahí la idea de matar a Stephen Albert, únicamente por su extraño apellido.
El otro espía muerto. Se le llama Hans Rabener, alias Viktor Runeberg, y al inicio del relato acaba de morir a manos de Madden al resistir su arresto, de lo cual se entera el protagonista al hacer una llamada. Hay sospechas de que el apellido Rabener juega a referir al escritor satírico prusiano Gottlieb Wilhelm Rabener del s. XIX.
Stephen Albert. Es el personaje ficticio de un erudito sinólogo que vive en Ashgrove y es comparado con Goethe, quien fue admirado como cumbre de la cultura Alemana, en calidad de erudito, político y escritor, siendo su obra más conocida Fausto. El nombre del personaje indica una velada relación con el protagonista del Ulysses y otros relatos de James Joyce, llamado Stephen Dedalus. La conexión entre Dédalo creador del primer laberinto famoso, el del Minotauro en Creta, este otro Stephen Albert quien resuelve el laberinto del tiempo que se bifurca, parece una evocación forzosa. Al mismo tiempo, la misma novela Ulysses de Joyce dibuja un laberinto literario, antecedente de la idea de la novela-laberinto plasmada en el Jardín. Sus rasgos son de inteligencia deductiva, pasión por el conocimiento y una nobleza afable que le impide descubrir un peligro en su visitante.
Ts’ui Pên. Este es el personaje chino ancestral, quien se dice inventó ese laberinto plasmado en una novela caótica, que en realidad es el indicio para el laberinto del tiempo bifurcándose. Indica que renunció al gobierno de la región china de Yunnan, una provincia sureña que hace frontera con Vietnam. Es el personaje más mencionado en el cuento, apareciendo en 16 ocasiones. Muere asesinado sin que exista explicación. Él es el paradigma del creador genial dispuesto a sacrificar sus privilegios a cambio de lograr una meta extraordinaria. Asume el costo de perder sus dignidades, quedar incomprendido y hasta repudiado por sus familiares; su sacrificio lo identifica con su objeto creado, extraviándose en su novela laberinto, hasta que un sinólogo genial descubre su secreto.  

Esto nos conduce de inmediato al libro dentro del cuento
Novela atribuida a Ts’ui Pên. Da nombre a la narración, El jardín de senderos que se bifurcan, y se explica su estructura caótica y sin decisiones cerradas, por eso la narrativa resulta contradictoria. El engaño original es que el personaje declaró que construiría un laberinto y escribiría una novela en momentos distintos, cuando lo que hizo fue una y la misma cosa: la novela laberinto[9]. En esencia esa novela es un laberinto temporal y caótico, la cual no sigue una secuencia lógica y no respeta la unidad de sucesiones. El relato  incluye algún pasaje duplicado que ejemplifica la bifurcación (el viaje doble de un ejército hacia una batalla victoriosa, una vez motivado por el horror y otro por una fiesta). El supuesto autor duró 13 años escribiéndola hasta su muerte. También habla de un personaje llamado Fang, nombre común en China. La misma novela proporciona sugerencias (o mandatos si así se lo observa) para que el protagonista precipite el asesinato del anfitrión Albert, cuando indica: “Recuerdo las palabras finales, repetidas en cada redacción como un mandamiento secreto: Así combatieron los héroes, tranquilo el admirable corazón, violenta la espada, resignados a matar y a morir.

Estructura de la narración
Este relato con un modelo que han llamado de “hipertexto” ha sido elogiado por sus críticos. De hecho existen varios textos sobre otros textos en este cuento. Tras un breve párrafo de ubicación histórica sobre la Batalla de Somme, que no se nombra así, sino que se refiere al ligar por la línea Serre-Montauban, comienza la transcripción de una supuesta confesión del espía chino Yu Tsun. A su vez, el centro de esa confesión contiene dos líneas principales: la trama policíaca del asesinato de Stephen Albert, y la trama filosófico-metafísica sobre el tiempo bifurcándose descubierto con la revelación de un segundo texto inexistente, la novela-laberinto caótica, El jardín de senderos que se bifurcan, creada por el antepasado en su Pabellón de la Límpida Soledad. El objeto propuesto implica una paradoja, pues sería un infinito encerrado en un segmento, una de las maravillas implícitas en la idea de crear un laberinto.
La situación del agente capturado contribuye a crear un ambiente de confesión sincera, que es reforzada por sus declaraciones de motivos. En esa narración hipertextual se efectúa un movimiento hacia un centro oculto, en el mismo sentido del laberinto que describe, veamos: al exterior una guerra entre potencias; abajo una narración policíaca del acoso de Madden sobre el personaje y la solución descubierta por Yu Tsun; el paciente desciframiento de Stephen Albert de una novela antigua; la creación de una novela-laberinto por el antepasado del personaje central; el momento de fatalidad tras la revelación de un secreto supremo (el tiempo bifurcándose), y la secuela de la carga sobre la conciencia del personaje (convertido en centro del laberinto) que es innumerable, pues acumula un infinito de bifurcaciones clausuradas.

Anotación sobre el género policíaco y de espionaje
Si bien el género explícito del cuento refiere a lo policíaco y de espías, su esencia escapa a ese esquema. No existe dificultad para descubrir al culpable ni interés en revelarlo. Sí contiene un juego de ingenio al correlacionar un asesinato con un mensaje hacia una potencia extranjera, pero eso no resulta importante que el lector lo descubra, aunque es una explicación indispensable en la trama. Diríase que ofrece los andamios de la narración policíaca y de espías. Lo policíaco está en el asesinato y la persecución por el capitán, junto con la revelación de los motivos. El espionaje radica en las potencias opuestas y el método ingenioso para sacar la información clave fuera del país: asesinando al sinólogo de nombre Albert.

Enfoque filosófico y científico
Esta narración posee una suculenta carga filosófica y especulativa sobre la realidad y el sentido del tiempo. Cualquier laberinto representa a la Totalidad sin resolver que se impone, el esfuerzo por resolverla es el hilo de Ariadna del racionalismo; simultáneamente, la otra empresa por crear un laberinto señala la tentativa de la cultura misma, cuando intenta equiparase al mundo (cultura devorando a natura). El simbolismo se ha ocupado de comprender los laberintos, por cuanto la parte representa al conjunto caótico y la caligrafía china es símbolo convertido en palabra[10].
La interpretación del tiempo y su naturaleza íntima también es propia de la filosofía desde la Antigüedad, pero aquí el genio de Borges propone una solución original, que ha sido omitida por reflexiones pasadas, pero después alguna interpretación de la física cuántica sí ha retomado, como expresión de la probabilidad en el Universo y sus alternativas[11]. Además, los temas del destino y la clausura de las elecciones no tomadas representan un clásico para la filosofía, en especial sobre la libertad y muy elaborado por el existencialismo[12]. La hipótesis sobre el bifurcarse trazando la verdadera existencia bajo la falsa apariencia de lo lineal, merece adosarse también a la posterior visión filosófica rizomática de Deleuze; claro que la ventaja para el literato Borges consiste en nunca obligarse a demostrar, cuando basta con sugerir al lector.

Otras referencias literarias interesantes, contextos históricos y geográficos
Lanzamientos altos y lejanos. La narración se elabora en dirección de grandes magnitudes: el antiguo imperio que pretendió (en el siglo XIX) subyugar a la misma Argentina y la civilización antigua más populosa del orbe. Para mirar a Inglaterra y, a nivel simbólico, adoptar su posición el cuento juega con la reconciliación, mirando con gentileza la defensa de la isla británica. La civilización china, ha sido el gran desconocido de Occidente, aunque respetada en su magnitud y en los misterios de su configuración civilizada, precisamente se acepta que el espía Yu Tsun, considere bárbaros a los alemanes y que el sabio sinólogo, se estime también a sí mismo un “bárbaro”; sin duda, descubre una pincelada de anti-eurocentrismo. Ese lanzarse hacia la distancia implica un éxito estratégico, pues este relato fue el primero en llamar la atención en Inglaterra, siendo traducido y publicado allá; luego, provocando un reflejo triunfante en la propia nación pampera. Por último, la obra de Marte es la gran movilización[13], obligación para desplazar la vista y los pies hacia el esfuerzo bélico unificado, por eso la referencia hacia una de las batallas más sangrientas del periodo reciente (respecto de 1941 años de la publicación) obliga a señalar la enormidad del horror.
Dinastía Ming y su enciclopedia. Hace referencia a  Enciclopedia Perdida que dirigió el Tercer Emperador de la Dinastía Luminosa. La Dinastía Luminosa es el sobrenombre de la Ming, la cual sucedió a los mongoles y restableció un nacionalismo chino y fortaleció al país. Su tercer Emperador fue longevo y pieza clave en esa larga sucesión dinástica, que duró casi trescientos años, una de las más duraderas en la historia china. Durante esa dinastía se reubicó la capital para asentarla en Pekin, edificada entre 1407 y 1420, lo cual sucedió bajo el mando del Emperador Yongle, el Tercer Emperador Ming. La historia dice que ese emperador reclutó a 2,000 eruditos para recopilar el saber completo de su reino en una denominada Enciclopedia Yongle que contaba con 22,938 capítulos.
Hung Lu Meng, novela. Aparece una referencia a la novela clásica china titulada Hung Lu Meng, la cual se ha traducido como Dream of the Red Chamber, el Sueño del Pabellón Rojo (o Cámara o Mansión) o también como The Story of the Stone, de la autoría de Cao Xuequing, publicada póstumamente en 1791.  El comentario específico que hace Borges indica que se trataba de un relato muy “populoso”, por lo pletórico de personajes. Esa novela clásica ha sido ampliamente estudiada en su país en su carácter de clásico, su singular belleza y hasta por la dificultad de su traducción.
Hai Feng. Referencia a una provincia costera del sur de China, importante centro económico y cultural más conocido como Cantón.
Ubicación en Fenton, Staffordshire y Ashgrove. El espía declara que reside en el condado de Staffordshire del centro de Inglaterra sin aclarar la ciudad, quizá sea en la capital del condado, Stafford aunque su viaje a Fenton por tren dura media hora. Existe la ciudad de Fenton, dentro del condado de Staffordshire, una región bastante campestre. La población donde vive Stephen Albert es Ashgrove, lo cual posee un curioso significado en inglés. El término inglés ash significa tanto ceniza como fresno; y grove significa arboleda o huerto de árboles; lo más literal es bosque de fresnos o fresneda.
Modo para alcanzar el centro o resolver un laberinto. La recomendación de un niño para llegar a la casa de Stephen Albert es tomar siempre la izquierda en cada intersección, y el protagonista considera que ese es el modo para alcanzar el centro de un laberinto. Parece una inversión juguetona del “método tradicional” de resolución llamado “de la mano derecha”, que se limita justamente a eso. La cuestión abierta es si existe un centro en el laberinto, lo cual no siempre acontece.
Lo que hay en el centro de un laberinto. Poéticamente Borges lo llama aquí el Pabellón de la Límpida Soledad, donde se enclaustró el escritor chino. Ahí se retiró Ts’ui Pên para escribir su libro y habitó al centro de un jardín, tal vez intrincado, por lo que la posteridad imaginó un laberinto físico. La descripción entrega un sentido arquetípico de ese centro: es la soledad pura, por tanto el yo, el eje de la individualidad rodeada por el universo caótico.
Modo para esconder algo dentro de un acertijo. Debe prohibirse emplear la palabra que designa lo que se oculta; así, una charada sobre ajedrez jamás debe mencionarlo, entonces la novela china supuesta El jardín de senderos que se bifurcan nunca utiliza la palabra tiempo y no lo refiere directamente.
También en el cuento de Borges existen varios acertijos encerrados. ¿Cómo esconder un mensaje internacional? Mediante la noticia pública de un asesinato. ¿Cómo ocultar la construcción de un laberinto? Indicando que se construye uno material, cuando elabora el de signos. ¿Cómo mantener oculto un secreto? Revelándoselo a un espía: su código lo obliga a guardarlo en secreto. ¿Cómo alcanzar un infinito (y este laberinto es uno de tales)? No tocándolo, pues el chino Yu Tsun, destruye de inmediato la conexión con su antepasado, y se hunde en la certeza de las existencias innumerables y sus correspondientes culpabilidades.

NOTAS:

[1] En el año 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, intensificada por el conflicto EUA y Japón, la presión para la intervención de Argentina era significativa. La evocación al anterior conflicto resultaba muy tentadora.
[2] El texto inglés indica que los bombardeos fueron durante 24 a 29 de junio y el asalto sobre las trincheras enemigas tardó hasta el 1° de julio por el clima. Liddell Hart, Basil, p. 240, A Historiy of the Worl War 1916.
[3] Moreno Rey, La intertextualidad en Borges, “Liddell Hart escribe la  Historia de la Guerra Europea y, a pesar de que en ella la demora no fue del 24 al 29 de julio sino del 29 de junio al primero de julio, de que los alemanes nunca se enteraron de ello”.
[4] Nota esa discrepancia Balderston, sin que redondee alguna explicación, siendo posible que el editor confundiera el mes al mencionar julio en el texto, cuando debió corresponder a junio el atraso, pues las acciones de la Batalla de Albert están registradas comenzando el 1° de julio.  BALDERSTON, Daniel, Historical situations in Borges, p. 335-336.
[5] BALDERSTON, Daniel, Historical situations in Borges.
[6] El memorable desenmascaramiento del Yo acuso de Emilio Zolá y mostrado lo fácil que es inventar conspiraciones y la funcionalidad que atribuye cualesquiera desastres militaristas al espionaje.
[7] BALDERSTON, Daniel, Historical situations in Borges. Encuentra otras tres evocaciones, dos literarias y una cinematográfica con el mismo apellido juguetón, Madden.
[8] BALDERSTON, Daniel, Historical situations in Borges. El cuento revela: “Madden era implacable. Mejor dicho, estaba obligado a ser implacable. Irlandés a las órdenes de Inglaterra, hombre acusado de tibieza y tal vez de traición”.
[9] Los críticos han notado también la alusión a la obra de James Joyce, en cuanto sus dos grandes novelas, Ulysses y Finnegans Wake son laberintos de sentido, la novela convertida en laberinto provoca un reto, imposible de agotar en sus significados.
[10] “—Un laberinto de símbolos —corrigió—“, según el argumento del personaje sinólogo, Stephen Albert.
[11] DAVIS, Paul, El universo.
[12] SATRE, Jean Paul, El existencialismo es un humanismo.
[13] La capacidad de los Estados modernos para movilizar masas y recursos en el esfuerzo bélico configura la novedad y eficacia de la Primer Guerra Mundial, THOMSON, David, Historia mundial de 1914 a 1968, p. 75.

domingo, 15 de febrero de 2015

COGNITARIOS: NI IDIOTAS NI GENIOS REVOLUCIONARIOS






Por Carlos Valdés Martín


La mayoría sí piensa, sí
Un buen día amanecimos asombrados con la noticia de que existen más universitarios que campesinos. Sí, más población en aulas que encorvando la espalda sobre los surcos. El suceso, además de curioso era indoloro, debió de ser un tema escandaloso y feliz pero no fue así. Pocos comentaristas expresaron su sorpresa pues el campo es origen y hogar colectivos; cualquiera recuerda que de ahí provienen los nativos del país y representantes de las tradiciones más puras. En cualquier confín sobran los ejemplos, pues del rudo campo provenían los gauchos y su Martín Fierro; de las rancherías surgió el charro y sus metamorfosis del cinematógrafo: Jorge Negrete y la pléyade de charros cantando a la menor provocación. Desde los arados surgió la cosecha que alimentó a los reinos y nutrió a las naciones. ¿Más universitarios que campesinos? Ese resultado todavía no lo asimilamos, aunque los sociólogos suelen mostrarnos la contundencia de tal correlación[1].
Transcurre el tiempo y surge otra parábola semejante: el proletariado industrial está menguando en favor del “sector terciario”, el sector donde se suman los servicios educativos y financieros, junto con un abigarrado arcoíris de profesiones liberales y situaciones donde “la mano no modifica la materia” para convertirla en manufactura. Mientras Rusia se ufanaba de erigirse cual promesa de un modelo de sociedad químicamente puro de (y para) los obreros industriales, al mismo tiempo, la masa de trabajadores de servicios en EUA rebasaba a sus obreros industriales[2]. Cabría descartar algún tipo de conspiración capitalista, pues la “ciudadela del comunismo” y “patria del proletariado internacional”, también conocida por su nombre de pila, Rusia, temblaba bajo los fríos rigores de la etapa estalinista. Otra clase de comentaristas partisanos, quedó molesta por esa evidencia contundente y opuesta a las previsiones de Marx; la evidencia estaba desmintiendo una concentración creciente de proletarios, al contrario, mostraba su dispersión y reducción[3].   
A Hamlet le olía a podrido el viejo reino de Dinamarca, luego para los marxistas más sagaces también surgió un tufo extraño con tantas transformaciones en un sentido hipermoderno y difícil de asimilar. Los herederos dogmáticos de Marx además habían previsto un ocaso rápido de las clases medias (lo que sea que significaran) y un hundimiento de las profesiones liberales (por autónomas, sin importar su ideología). Los rojos y duros herederos se burlaron de las manos sin callos y exigieron una capa callosa en cualquier mano humana para compartir la gloria de los proletarios de verdad, de quienes fantaseaban serían los sujetos revolucionarios que abrirían la liberación total y conducirían hacia un futuro luminoso. Resultó que las manos sin callos comenzaron a multiplicarse más, mientras las manos endurecidas se van convirtiendo en minoría.
En fin, los no-obreros son más que los obreros industriales y más que los campesinos, entonces la cantidad de congitarios sí cuenta. Sin embargo, condenados por los ideólogos de vieja izquierda, los congnitarios se abren campo a codazos discretos y por mero empuje de producción[4]. Simplemente, ese grupo se vuelve numeroso y ocupa espacios, sin embargo, pareciera carecer de identidad e ideología.

Miedo a la idiotez
Algunas risas son la expresión del miedo, según confirman los psicólogos[5] y conforme este mundo depende más del saber, resulta más infamante descubrirse ignorante.  A medida que nuestra sociedad se vuelve más científico-técnica, el temor a quedar en la idiotez crece y más indispensable es reírse de esa situación. Los personajes idiotas de caricatura y los tarados de comparsa se repiten en series de televisión y entretenimientos populares. Esa risa brota inocente y fácil pues surge bien basada en creencias y prácticas colectivas. La ignorancia se castiga y la educación se premia, lo cual define un pacto social hacia lo mejor: un criterio apreciado entre izquierdas y derechas, sin excepciones.
No critico la risa ni propongo un remedio fácil para ese temor, anidado entre las partes oscuras de la mente. Lo que viene a colación es una actitud colectiva que posee un fondo tan importante como olvidado. Crecemos luchando por ser especialistas y cada quien queda bien “dotado en lo suyo” pero algo torpe en las demás especialidades. En cuanto metemos las narices en campos ajenos resultamos algo o hasta muy idiotas; ese es el resultado natural de la “división del trabajo”.  Durante el nacimiento de la economía política, en el lejano siglo XVIII, Adam Smith llamó la atención positivamente sobre esa especialización, de la cual brota la eficiencia del trabajo; sin embargo, también genera esa unilateralidad y, hasta produce trastornos físicos y mentales[6].
Reírse del idiota es un ungüento para curar ese miedo al idiotismo; untando la pomada que alivia, pero no cura, al contrario, mantiene ese temor a flor de piel. Incluso resulta válido inventar al “idiota” cuando se reinterpreta al gobernante como un tonto disfrazado, por ejemplo, el casi arquetípico del mandatario bobo: Bush mirando al vacío y sosteniendo un libro volteado de cabeza mientras caen las Torres Gemelas. 

Niveles de especialidad
Es justo elogiar la capacidad de los aldeanos y antiguos para fabricar productos múltiples, cuando los sencillos hogares centroeuropeos o norteamericanos fabricaban una cantidad sorprendente de objetos con sus propias manos: construían viviendas, elaboraban herramientas, tejían vestidos, procesaban alimentos, medicinas… Por su parte, los pueblos indígenas también fueron laboriosos fabricantes de múltiples enseres e instrumentos. Hacer una lista detallada de sus manufacturas caseras resultaría interesante, pero nos desviaría del argumento principal que consiste en observar con detenimiento nuestro presente, pues ahora casi todo lo encontramos en el mercado y lo compramos: no criamos vacas ni las pastoreamos en el campo; no las asistimos para parir sus becerros; no ordeñamos su leche ni la cuajamos para convertirla en mantequilla, nata o queso; tampoco elaboramos los recipientes para madurar esos quesos, etc.[7] El complejo y eficiente sistema actual utiliza dinero para adquirir el queso de un vendedor final y enlazar una larga cadena de producción especializada.  
¿Por qué triunfan los especialistas y abandonamos ese “hágalo-usted-mismo? Repito el argumento de los economistas: por eficiencia, efectividad y eficacia superior del trabajo dividido. Además, dividir el trabajo entre especialistas nos obliga más a coexistir, incluso literalmente quedamos encimados en las megalópolis. 
Como cualquier moneda tiene dos caras y esta dichosa especialización eficiente, también apareja dificultades y “dolores de cabeza”. El problema es que no somos duchos ni doctos en una infinidad de materias… De ahí, ese temor generalizado a pasar como idiotas; de ahí también los esfuerzos hasta patéticos por nunca parecerlo. Hoy es común la queja de los médicos sobre pacientes que llegan tan informados sobre su padecimiento que corrigen al especialista (y quizá cuentan con algo de acierto). Tan digno de elogio es informarse sobre la enfermedad que uno padece, como cuestionable el pretender que ya se sabe mucho más que doctores, quienes estudian durante décadas. 

Hasta excesos de especialidad
Siguiendo con el ejemplo de la salud, resulta comprensible que las personas no sepan cómo inyectarse, pero sí imperdonable que sean incapaces de administrarse sus medicamentos por no leer una sencilla receta. Por eso se requiere de un mínimo vital de no especialización, lo cual también se llama un mínimo vital de cultura y educación general. Ese mínimo de educación y cultura generales transita por la lectura-escritura y matemáticas elementales. Incapacidad para leer las recetas y los rótulos de medicamentos se convierte en un serio problema médico; el doctor está para diagnosticar y recetar, pero no colocará en la boca del paciente cada dosis. Por desgracia, en muchos sentidos, todos los ciudadanos somos enfermos incapaces de leer nuestras recetas, en el sentido preciso de que estamos obligados por las leyes y normas, pero es humanamente imposible—ni siquiera someramente— conocerlas todas[8]. Cuando entramos a un bosque desconocemos las leyes sobre protección de la naturaleza; las cuales, por cierto, se incrementan cada año.
Acumulamos sapiencia sobre nuestra profesión y aficiones, pero semejamos idiotas ante lo demás y su enorme panorama. Por desgracia, las leyes suponen que todos debemos observar y respetar las legislaciones, las cuales —por cierto— crecen a un ritmo desorbitado. El simple aumento de leyes (eso que irónicamente los diputados han llamado “productividad legislativa”) resulta amenazante para los habitantes y de cualquier manera, con ese “océano” legal, los ciudadanos quedamos en indefensión y bajo una condición frágil. 

Desprotegidos aunque con más derechos
Si bajo el término proletariado se insertó del drama real de desprotección, al referirse a que solamente poseían a su prole, entonces las modernas sociedades sobre-especializadas ofrecen una semejanza enérgica. Nadie permanece por entero a salvo en su nicho separado y está expuesto a leyes o criminales, a ambientes deteriorados o fanáticos de la ecología, a su ignorancia científica o al fanatismo religioso. Por más que la trama legal nos ofrece un conjunto de garantías y nos sentimos aliviados por la multiplicación de los derechos fundamentales, eso no obsta para que un simple error o efecto involuntario (un daño a un tercero) se convierta en una pesadilla para cualquiera de cualquier condición social, de lo cual ni los ricos y poderosos se salvan.
La multiplicación de los derechos y los pactos mundiales para proteger derechos son una tendencia digna de elogio de la modernidad, pero las mayorías sienten que eso no se convierte en realidad efectiva. Las nobles declaraciones de derechos universales son vulneradas de distintas maneras, por acción u omisión, pues el medioambiente genera violaciones de modo constante. Esa contradicción de poseer muchos derechos y las dificultades para materializarlos y la posibilidad de perderlos (por enfermedad, accidente, pobreza, delitos…) genera una enorme tensión interna en nuestra cultura. Por un lado, en potencia somos los más privilegiados de la historia, por otro no aventajamos mucho a los salvajes de los tiempos remotos, quienes dormían tranquilos sin preocuparse de la inflación o la declaración de impuestos, ni por las diez mil leyes que transgredirían si hacen lo que les venga en gana. Esa contradicción genera tensiones en nuestras expectativas, oscilando del optimismo benevolente a un pesimismo casi paranoico. ¿Por qué son populares los sitios de Internet con chismes enfermizos y paranoicos con conspiraciones planetarias? En parte por ignorancia de los lectores, pero también motivado por ese malestar de fondo: casi tenemos derecho a todo, pero nuestra realidad sigue siendo avara y riesgosa. 

Ni idiota ni genio
Cuando alguno molesta cuestionándote por idiota, en lugar de enojo convendría mejor sonreír y recordar que él es otro especialista intentando mostrar superioridad y extraviado, con un pie puesto sobre la casilla blanca y otro pie sobre la negra casilla del ajedrez. En otras palabras él debe ser hasta brillante en su campo pero incapaz de comprender lo que tú sabes hasta de más. Sencillo incomodarse por tales opiniones infundadas, porque hay muchos puntos ciegos, regiones ignoradas, áreas oscuras... Cuando alguien te elogie, mejor sonríele (a veces es indispensable ese bálsamo) pero tampoco te confíes tanto. Además solamente quien soporta la piedrita dentro de zapato sabe cuán poco pesa pero cuán vil molesta.
A veces, el mundo entero es injusto pero parejo (no chipotudo) y se reparte contra ti o contra el prójimo (y las noticias nos abruman con desgracias para indignarse); otras veces, eres tan perfecto en tu arte que la injusticia se enfila contra ti y solamente en esa dirección. A veces, sobran opiniones tan buenas para corregir al planeta y en los días malos no surge ni una palabra para opinar nada.
¿Veletas? Para nada, el ánimo varía porque no somos ni idiotas ni genios... 

Potenciales del dilema
La contradicción entre un potencial enorme (la acumulación con bases científico-técnicas en cualquier ciudadano) y su frustración (la fragilidad y hasta acoso legal sobre él) genera una tensión enorme[9]. La acumulación de fuerzas productivas elevadas adquiere siempre un tono grandioso, su frustración nos presenta su matiz rebelde y hasta revolucionario. Sin embargo, es importante reconocer lo engañoso que ha sido el término “revolucionario” en el pasado, provocando embellecimientos casi románticos sobre el efecto de resorte (esa revolución-drama en un único acto que toma el cielo por asalto y fantasea con la esfera celestial).
Siendo toda sociedad una construcción humana, entonces cada participación (vértice constante de lo individual y colectivo) la transforma, casi por regla en medida modesta. Ese potencial de transformación al multiplicarse se denomina revolucionario con precisión. Cuando se unifican y entretejen los campos de trabajo, pensamiento y sentimiento nuestra realidad cambia, pues desde ahí también surge nuestra vida.
Sin embargo, ese potencial de cambio social no es arbitrario, cual fue malentendido por los pigmeos del marxismo en el siglo XX; el potencial revolucionario está sometido a diversas legalidades históricas que han sido difíciles de interpretar. El legado del propio Marx se malinterpretó para hundirse en el simplismo de una idolatría del Estado, y la frustración de una dictadura mal llamada “del proletariado”. El gran error ha sido (por también simplificar) concentrar el poder económico-político-comunicacional-pensante en un único aparato de Estado posrevolucionario, que por fuerza se convierte en el Príncipe de Maquiavelo, destruyendo las intenciones de los revolucionarios rojos de los siglos XIX, XX y seguimos contando. 

Rutas de salida
Varios autores inteligentes buscan desunificar el pensamiento, como si esto previniera contra las integraciones totalitarias de las fuerzas revolucionarias. Por fortuna, la clase emergente ya se evidencia que no es una pléyade de manos crispadas —empuñando rudos marros y pesadas llaves de tuercas—, sino seres más pensantes. La naturaleza misma de los cognitarios inconformes está madurando y, suponemos, prevendrá contra las integraciones totalitarias. Para Stalin era más sencillo mandar a callar millones de obreros y recluirlos en las frías fábricas industriales; pero hoy los candidatos a dictador se encuentran en más dificultades para aislar a las masas de cognitarios, cuando en lugar de separarse ellos se alían mediante las redes sociales. En la economía de ahora es indispensable agregar conocimiento al trabajo, lo cual forja una base extraordinariamente sagaz. Esto anuncia un potencial de cambio social en extremo elevado, al mismo tiempo que el puro avance tecnológico ya implica una “revolución permanente” en las bases materiales de la sociedad. El error teórico es reducir el potencial de cambio en un “evento único” de revolución; el error de fondo es unificar la Revolución con mayúsculas, cuando la historia milenaria muestra otro mecanismo[10]. El cambio de la tribu a las ciudades estados, el paso de los agricultores a los Estados imperiales y del feudalismo al capitalismo siempre surgió entre los poros de las viejas sociedades[11]. Siempre, la irrupción de nuevos sistemas sociales brota desde abajo y molecular, tal como el mismo capitalismo fue superando al feudalismo, primero cambió la estructura y luego cayó el castillo de naipes de la aristocracia.
En ese sentido varios pensadores actuales poseen un grado de acierto en el rompecabezas futurista, pero les falta agregar eslabones fuertes: identidad y estrategia[12]. Al nuevo protagonista contestatario le falta una identificación más clara de su colectividad, no sabe bien hacia dónde ir y carece de una estrategia definida[13]. La tarea del cognitariado (si es que decide aceptarla) es alterar las bases del gran juego social conforme a la construcción de una sociedad del conocimiento. En cuanto comenzamos a utilizar nuevas palabras para describir al sujeto colectivo (indignados, altermundistas, etc.) la identidad colectiva comienza su reconstrucción. En cuanto se habla de una “sociedad del conocimiento” y de una “democracia avanzada” se empieza a perfilar un rumbo diferente, fuera del fracasado socialismo real o totalitario. En cuanto se amplía la participación y movilización ciudadana junto con redes sociales, empleando los espacios legales y las oportunidades de la democracia, entonces se perfila una estrategia más acorde al carácter propio del cognitariado.
 
NOTAS:

[1] La condición posmoderna, LYOTARD, Francoise.
[2] La tercera ola, TOFFLER, Alvin.
[3] Para Marx la concentración y crecimiento numérico del proletariado estaba fundamentando y empujando hacia la transformación comunista, Cf. Manifiesto comunista, MARX, Karl.
[4] El mismo concepto de “producción” va cambiando por efecto del éxito de la producción masiva industrial, donde la eficiencia devalúa los productos; en cambio, el sector servicios se incrementa. TOFFLER, Alvin, El cambio del poder.
[5] FREUD, Sigmund, El chiste y su relación con el inconsciente.
[6] SMITH, Adam, La riqueza de las naciones.
[7] Tratado de economía marxista, MANDEL, Ernest.
[8] Estado, poder y socialismo. POULANTZAS. A cien años del Manifiesto Comunista, VERAZA.
[9] Diferencia de la filosofía de la naturaleza en Demócrito y Epicuro, Marx
[10] El triunfo del bolchevismo no fue la llegada de un sistema social superior madurada desde el clímax de las fuerzas productivas, sino un paréntesis dentro de la mismo tecno-estructura y un sistema híbrido. Cfr. MARCUSE, Herbert, El marxismo soviético.
[11] ANDERSON, Perry, Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo.
[12] En parte recuperando la obra de Foucault (contra el poder) y Deleuze (por el rizoma) desarrollan interesantes conceptos divergentes, frente a lo instituido y sus identidades. Aunque los esfuerzos des-totalizadores también conllevan al repliegue teórico y encajonarse en movimientos de protesta especializados: feminismo, liberación LGTB, ecología, indigenismo, etc.
[13] Este optimismo no implica que las tendencias cognitarias no se dividan también entre sus tendencias hacia una mejor adaptación al stablisment y los rupturisas, como se confrontó el marxismo del siglo XX entre socialdemócratas y comunistas de diversos matices.